jueves, 14 de marzo de 2013

PENSANDO EN TI (NUEVO PROYECTO)

Hola, chicos y chicas, quería hoy pedir vuestra opinión con respecto al borrador de un primer capítulo de un proyecto que tengo en el cajón, me gustaría saber qué opináis de él (RECORDAR QUE ES UN BORRADOR) y si a vosotros os gustaría seguir leyenda la historia de estos personajes.
Me interesa SOBRE TODO, vuestra sinceridad y vuestro mejor criterio como lectores, osea, que quiero que me contéis algo con sustancia, sé que la muestra que os presento es corta pero creo que puede ser reveladora, ok?

Aquí os dejo el borrador del primer capítulo de 
PENSANDO EN TI.

A Eric le estaban follando a base de bien.
Le estaban quitando la mierda del alma en el cuarto oscuro de un local de ambiente gay a las afueras de la ciudad, y lo estaban haciendo a conciencia. Necesitaba desesperadamente quitarse de encima todos los buenos pensamientos que tenía sobre su querido hermano, hermanastro, antes de que llegara a la ciudad.
Jodido Drew.
Jodido y hermoso Drew.
El tipo detrás de él le agarró más firme de las caderas mientras él soportaba su empuje apoyado de cara a la pared. El chico, un tipazo que le había entrado nada más llegar al local, le estaba dando lo que buscaba, pero lo quería más rápido y más fuerte.
—Dame duro, hombre. Tú puedes.
Inmediatamente, él le rodeó la cintura abrazándole fuertemente, casi levantándole de sus pies y le pego completamente a su pecho. Eric jadeó por el repentino movimiento que profundizó las embestidas casi haciéndole terminar. El tipo pistoneó más deprisa en su culo, jadeando en su oído. Lo hacía bien.
Pero no era Drew.
Con ese pensamiento casi pierde el ritmo de la follada, soltó un jadeo e intentó estabilizarse apoyando su mano contra la pared.
“Quítate esa mierda de la cabeza” se dijo. Él solo quería desfogarse todo lo posible para cuando llegara su maravilloso y querido  hermanastro no tuviera que andar escondiendo los efectos físicos, léase una inconfundible erección permanente, que le producía estar cerca de él. Aparte claro está, de evitar por todos los medios que se descubriera su estúpido enamoramiento. A veces no sabía, realmente, si lo odiaba, o lo amaba con locura.
Solo de pensar en él se estaba poniendo más duro. Necesitaba correrse ya.
El chico que le tenía tan bien cogido parecía deshacerse por momentos entre jadeos. Al parecer él también estaba listo.
Giró un poco la cabeza para susurrar sobre la boca del otro. – Acábame ya. Dame fuerte. – El chico apretó su agarre sobre su cintura y agarró su polla con la mano derecha para sacudírsela.
—Te voy a hacer venir, precioso.
“Aja, eso es lo que quiero lumbreras”. Pensó Eric, de repente hastiado del momento. Entonces el chico marcó un ritmo infernal, en su culo y en su polla, y Eric se olvidó de todo, perdido completamente en el gozo. Se corrió con un gran gemido.

****

Mientras salía del local Eric se colocó el gorro de lana negro en la cabeza, levantó la vista y observó cómo se formaban nubes de vaho al salir el cálido aliento de su boca. Hacía demasiado frio en la calle a las tres de la mañana, pensó. Parado en frente de la puerta del local nocturno, metió las manos en los bolsillos de su abrigo negro para buscar las llaves de su coche, las encontró y caminó a paso ligero intentando deshacerse de los escalofríos que recorrían su cuerpo, al ir perdiendo parte del calor que había conseguido gracias al ejercicio extra en el cuarto oscuro del local. Según se acercaba abrió el cierre automático del coche y enseguida se metió dentro, agradecido por resguardarse del frio. ¡Dios! Estaba deseando que llegara el verano.
Encendió el motor y puso la calefacción para intentar quitar la fina capa de escarcha que se había formado en el parabrisas, antes de ponerse en marcha. Suspirando apoyó la cabeza en el respaldo del asiento del coche. “seguro que Drew ya ha llegado” pensó. Era tarde y según le había dicho su madre el vuelo de su hermanastro llegaría sobre la media noche. Eric se había asegurado de no estar allí cuando Drew llegara. Hacía ya más de un año que no se veían. Las cosas eran un poco tensas en casa cuando venía Drew, y no precisamente por sus constantes peleas y puyas. Algo había pasado hacía tres años entre Jason, el padre de Drew y éste. Poco antes de que Drew terminara la carrera de arquitectura las cosas se enrarecieron entre padre e hijo sin razón aparente. Se trataban como extraños aunque trabajaran juntos en algunos proyectos y ni su madre, Kate, pudo decirle qué era lo que había pasado.
Más sorprendente aún fue cuando Drew anunció que se mudaba a San Francisco y que no trabajaría en el despecho de arquitectura con su padre. Él había decidido cambiar de rumbo completamente y aprovechar su talento como dibujante para comenzar una nueva profesión, había comprado un local en la ciudad y abierto un estudio de tatuajes. Decir que todos en la casa se quedaron sorprendidos es decir poco. El temperamento de Jason era legendario. En este caso no fue menos. La explosión se dio en el despacho que Jason tenía en casa, no duró mucho, solo se escucharon algunas voces apagadas, seguido por una acalorada discusión, para terminar en un portazo definitivo cuando Drew salió del despacho, al parecer con todos los puntos claros con respecto al asunto. Eric no sabía qué había causado la decisión de su hermanastro de no continuar su trabajo junto a su padre, y si su madre sabía algo nunca le dijo nada. Lo cierto era que en menos de una semana Drew voló hasta San Francisco para comenzar una nueva vida allí, totalmente diferente a lo que sus padres tenían preparado para él. Las cosas estuvieron tensas durante un par de años hasta que Kate medió entre padre e hijo para que, por lo menos, fueran civilizados entre ellos y consintieran estar en la misma habitación sin pelearse. Sobre todo esto ocurrió en beneficio de su madre ya que ella deseaba con todo su corazón tener de nuevo a todos juntos y compartir todos los momentos familiares posibles. Y así, llegaron estas fiestas navideñas, Eric deseaba que pasaran pronto, ya que su madre no tenía que lidiar solo con el carácter entre padre e hijo. Eric hacía todo lo posible para que no se notara su inadecuada fijación por su hermanastro y Drew se lo ponía muy fácil. Ellos rara vez se habían llevado bien. Cuando los padres de Eric Y Drew se casaron, ellos tenían once y quince años respectivamente. Aparentemente una diferencia de edad insalvable en lo que concernía a Drew. Eric enseguida se ilusionó con la perspectiva de tener un hermano mayor que él, pero la idea de tener un hermano pequeño todo el día pegado a los talones no le hizo demasiada gracia a Drew. Todo lo que intentaba Eric para acercarse al adolescente solo parecía servir para molestar más a Drew. Eric no sabía exactamente cuando había comenzado su enamoramiento fraternal. Seguramente parecía extraño viendo que la relación entre ellos no era muy buena pero Eric, realmente, admiraba a su hermanastro y su madre siempre mediaba entre ellos para que las cosas no fueran a más.
Descubrir que era gay y que estaba enamorado de Drew fue todo en uno, lógicamente. Al principio era su gran secreto y colmaba sus noches de fantasías adolescentes para desahogar sus frustraciones sexuales, debido a su estúpido enamoramiento. Cuando pasaron los años y se dio cuenta que ese sentimiento no era pasajero, las cosas se empezaron a complicar y realmente se dio cuenta de todo lo que implicaba esto, para él y para su familia, y en cómo salir de este amor unilateral totalmente absurdo sin quedar dañado en el proceso.
Eric se incorporó y pasó un trapo por el parabrisas para ayudar a la calefacción, cuando estuvo satisfecho puso rumbo a casa con un nudo de aprensión en el estómago. Hacía muchos meses que no se veían y sus encuentros siempre eran tensos. Su relación había llegado a un punto en el que discutían por nada, cualquier excusa era buena. Realmente había hecho un gran trabajo a la hora de disimular su amor por Drew.

****

Al llegar a casa aparcó el coche en el garaje, en su plaza designada. Ellos vivían en una preciosa casa totalmente diseñada por Jason. Eric admiraba con gran fervor el trabajo de su padrastro, en el diseño y en todo lo concerniente a los planteamientos que desarrollaba Jason a la hora de utilizar materiales de construcción y en su filosofía de arquitectura sostenible y ecológica. Su casa estaba diseñada bajo esos parámetros y realmente la adoraba. La echaría de menos el día en que tuviera que dejar de vivir allí.
Salió del coche y accedió a la casa por la puerta del garaje. Subiendo unos cuantos escalones pasó a la estancia principal, donde se distribuían distintos espacios para el salón, el comedor y un rincón de lectura y relax. La casa estaba totalmente a escuras excepto por la tenue luz que se encendió automáticamente para poder ver algo en la oscuridad. No se oía ningún ruido, lógico sabiendo que eran algo más de las cuatro de la mañana. Mientras colgaba su ropa de abrigo en el armario, Eric se dio cuenta que aunque estaba algo cansado no tenía ni pinta de sueño. La idea de ver a Drew por la mañana lo tenía desvelado. Mientras pasaba por el distribuidor para acceder a las escaleras que llevaban a la segunda planta donde estaba los dormitorios, decidió que se daría una ducha y bajaría a comer algo. Prefería relajarse escuchando algo de música en el salón que intentar dormir en su cama dando vuelta tras vuelta.
El dormitorio de sus padres era el último subiendo las escaleras, contaba con baño propio y estaba orientado al sur como los otros dormitorios, el de Drew era el siguiente, su cuarto era el primero de todos y entre este y el cuarto de Drew había un baño que compartía con su hermanastro. Entró a su dormitorio quitándose la camiseta. Su cuarto era sencillo, y la mayoría de la iluminación eran luces led estratégicamente colocadas para dar mayor rendimiento. Tenía un gran armario empotrado, una cómoda, y una cama de tatami, muy sencilla, a conjunto con una pequeña mesilla. Lo prefería así, el dormitorio solo lo utilizaba para dormir. Le gustaba que fuera luminoso y austero, si es que se podía llamar así a los caros muebles, que aunque sencillos eran bastante costosos.
Se quitó también los zapatos y los calcetines y se quedó solo con los vaqueros de cintura baja. Se dirigió al cuarto de baño intentando hacer el menor ruido posible. Se dio cuenta que realmente necesitaba una ducha, el agua caliente le ayudaría a relajarse y quería quitarse el olor a colonia ajena que le había dejado el chico del club. No se sentía cómodo. Mientras encendía la ducha y dejaba que se calentara algo el agua se miró en el espejo de cuerpo entero que cubría una de las paredes del amplio baño. Tenía cara de cansado…aunque no tenía ni pizca de sueño. Se restregó la cara con las manos y se retiró el pelo de la cara. Su pelo era negro y lo llevaba algo largo por arriba y recortado por atrás, sin cubrirle las orejas, solo dejaba que algún mechón callera sobre su frente. No le gustaba el pelo largo en los chicos, ni para él, ni para sus ligues. Era bastante alto, un metro setenta y nueve, sus ojos eran marrones, sin más y su cuerpo estaba en forma, pero no era ni fuerte ni delgado, lo tenía a tono porque le gustaba correr y de vez en cuando hacer boxeo, también le gustaba mucho bailar, la otra forma divertida, además del sexo, con la que una persona puede ponerse a punto y no morir de aburrimiento en el intento. Por un momento se quedó mirando su reflejo en el espejo. Sus ojos no solo lo veían a él, en su imaginación se superponía la imagen de su hermanastro. Irónicamente ellos dos se parecían bastante físicamente, si nadie lo decía la gente pensaba que eran hermanos de verdad. Drew medía unos ocho centímetros más que él, tenía una complexión fuerte, alargada, con brazos y piernas estilizadas y espaldas poderosas, no estaba muy musculado como esos tipos de los gimnasios, pero se mantenía en forma y tenía el cuerpo muy definido. Según la libido de Eric era magnífico. Además había más diferencias con respecto a Eric, Drew realmente era guapo, sus ojos eran simplemente verdes pero era  la expresión de sus rasgos lo que les daba carácter, Drew tenía ojos de sueño…muy sensuales… Eric tenía debilidad por esos ojos. Además su pelo era castaño oscuro, no negro como el de Eric y la última vez que lo había visto tenía un corte de pelo bastante extremo, rapado muy corto, que por otro lado le quedaba muy bien.
Eric se terminó de desnudar y se metió con gusto debajo de la ducha caliente, suspiró feliz cuando los chorros empezaron a empapar su cuerpo, moviendo la cabeza se humedeció bien el pelo para darse una rápida lavada. El olor del champú inundó el cubículo y se dio cuenta con excitación que era el champú de Drew. Que extraño reconocer de esa manera su olor, era muy familiar para él, su hermanastro siempre usaba la misma marca de champú, igual que otras cosas de su vida diaria, Drew era una persona de costumbres.
Se enjuagó rápido la cabeza y pasó a lavarse rápidamente el cuerpo, se frotó arriba y abajo con vigor, queriendo salir cuanto antes de la ducha. Se pasó la mano por sus genitales, tenía una media erección y estaba tentado de darse un buen meneo, se acarició unas cuantas veces, frotando la cabeza de su polla y siseando entre los dientes, echó su otra mano atrás y separó sus nalgas para poder tocar su agujero, estaba un poco dolorido por la follada de anoche, se relajó y con cuidado frotó dos dedos hasta introducirlos por el caliente pasaje, con poco más que eso y el aroma de Drew, Eric solo necesitó unas cuantas sacudidas más para correrse. Gimió silenciosamente, mientras todo su cuerpo se sacudía por el rápido orgasmo, mientras se acariciaba suavemente la polla para deshacerse de los restos del semen, suspiró más relajado ahora que hace unos minutos. Si con solo su olor embotellado se ponía así, no quería ni pensar en cómo se sentiría delante de él después de tantos meses sin verlo. Salió de la ducha, se secó lo mejor que pudo con una toalla y se la anudó después en la cintura, con otra toalla más pequeña se secó el pelo con vigor, dejó la ropa sucia en el cubo de ropa para lavar y salió descalzo y con mucho cuidado Hacia su habitación. Dejó caer al suelo las toallas y buscó en la cómoda una camiseta y un pantalón de pijama para estar más cómodo. Eligió una camiseta negra que decía “soy el mejor, y qué” en letras verdes fosforito y un pantalón de pijama negro con cuadritos blancos, mientras se ataba el cordón del pantalón se puso sus zapatillas de andar por casa y caminó hacia las escaleras. Decidió que tenía más hambre que otra cosa. Antes de entrar a la cocina pasó por el armario de la entrada para recoger del bolsillo de su abrigo su Iphone, comprobó sus mensajes y llamadas perdidas. Sonrío al ver un toque y un mensaje de Sarah, se fijó en la hora y comprobó que lo había recibido a las cuatro y media, hacía quince minutos. Sarah era una de sus mejores amigas y hoy tocaba salida con sus compañeras de trabajo, salían una vez al mes y se desfogaban todo lo posible para desquitarse de la sequía de alcohol y tíos que pasaban durante el resto del mes, casi todas eran profesoras de primaria…una juerga.
El mensaje decía: “stoy muert. Dond ands? Lo psast bn? Llegó Drew? Mñna hablms.”
Mientras lo leía Eric entró en la cocina a oscuras, un poco de luz natural entraba por el ventanal que estaba en el desayunador y que daba al patio de atrás, con eso le bastaba. Dejó por un momento el teléfono en la encimera y concentró toda su atención en lo que había dentro de la nevera. Después de pensarlo unos minutos y descartar algunos alimentos se decidió por un buen vaso de leche fresca y unas galletas con chispas de chocolate, sus favoritas. Se sentó tranquilo en el taburete en frente de la encimera después de haberse servido y comió su tentempié mientras pensaba en sus cosas. Tenía que ayudar a Jason con uno de sus proyectos, era algo importante y le estaba llevando mucho tiempo, pero estaba satisfecho con su trabajo, y su padrastro también, solo quedaban unos días para la entrega final, antes del día de navidad y estaba algo apurado, el trabajo era duro pero muy satisfactorio. Cuando Drew decidió dejar la arquitectura fue un shock para Eric, no solo por lo inesperado y porque él adoraba ser arquitecto, sino porque siempre tuvo a su hermanastro como ejemplo y meta a superar, su sueño había sido poder trabajar con él en muchos proyectos. Todo eso le trajo mucha amargura y tuvo que pasar algún tiempo antes de poder aceptar la decisión de Drew, las peleas entre los dos aumentaron por este motivo, aunque nadie sabía lo decepciónate que había sido para Eric que Drew lo dejara todo por irse tan lejos de ellos y cambiar su vida radicalmente.
Apartó esos pensamientos de la cabeza y recogió todo lo que había ensuciado para meterlo en el lavavajillas vacio.  Al salir de la cocina enganchó su Iphone de la encimera. Era muy temprano, casi las cinco de la mañana, quizás no debería pero necesitaba hablar con alguien y probablemente Sarah aun no estaría dormida. Pasó al salón y mientras se estiraba en el sofá colocando un enorme cojín bajo su cabeza, encendió el equipo de música con el pequeño mando y bajó el volumen. Las notas sonaron y la clara voz de Adele, se escuchó nítidamente. Suspiró relajado y cogió el teléfono para marcar el número de Sarah. Sonrió con diversión cuando con los tonos de llamada escuchó la canción;  I'm Sexy And I Know It[1]


[1] Soy sexy y lo sé. De LMFAO


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