Hola, chicos y chicas, quería hoy pedir vuestra opinión con respecto al borrador de un primer capítulo de un proyecto que tengo en el cajón, me gustaría saber qué opináis de él (RECORDAR QUE ES UN BORRADOR) y si a vosotros os gustaría seguir leyenda la historia de estos personajes.
Me interesa SOBRE TODO, vuestra sinceridad y vuestro mejor criterio como lectores, osea, que quiero que me contéis algo con sustancia, sé que la muestra que os presento es corta pero creo que puede ser reveladora, ok?
Aquí os dejo el borrador del primer capítulo de
PENSANDO EN TI.
A
Eric le estaban follando a base de bien.
Le
estaban quitando la mierda del alma en el cuarto oscuro de un local de ambiente gay a las afueras de la ciudad, y lo
estaban haciendo a conciencia. Necesitaba desesperadamente quitarse de encima
todos los buenos pensamientos que
tenía sobre su querido hermano, hermanastro, antes de que llegara a la ciudad.
Jodido
Drew.
Jodido
y hermoso Drew.
El
tipo detrás de él le agarró más firme de las caderas mientras él soportaba su
empuje apoyado de cara a la pared. El chico, un tipazo que le había entrado
nada más llegar al local, le estaba dando lo que buscaba, pero lo quería más
rápido y más fuerte.
—Dame
duro, hombre. Tú puedes.
Inmediatamente,
él le rodeó la cintura abrazándole fuertemente, casi levantándole de sus pies y
le pego completamente a su pecho. Eric jadeó por el repentino movimiento que
profundizó las embestidas casi haciéndole terminar. El tipo pistoneó más
deprisa en su culo, jadeando en su oído. Lo hacía bien.
Pero
no era Drew.
Con
ese pensamiento casi pierde el ritmo de la follada, soltó un jadeo e intentó
estabilizarse apoyando su mano contra la pared.
“Quítate
esa mierda de la cabeza” se dijo. Él solo quería desfogarse todo lo posible
para cuando llegara su maravilloso y querido hermanastro no tuviera
que andar escondiendo los efectos físicos, léase una inconfundible erección
permanente, que le producía estar cerca de él. Aparte claro está, de
evitar por todos los medios que se descubriera su estúpido enamoramiento. A
veces no sabía, realmente, si lo odiaba, o lo amaba con locura.
Solo
de pensar en él se estaba poniendo más duro. Necesitaba correrse ya.
El
chico que le tenía tan bien cogido parecía deshacerse por momentos entre
jadeos. Al parecer él también estaba listo.
Giró
un poco la cabeza para susurrar sobre la boca del otro. – Acábame ya. Dame
fuerte. – El chico apretó su agarre sobre su cintura y agarró su polla con la
mano derecha para sacudírsela.
—Te
voy a hacer venir, precioso.
“Aja,
eso es lo que quiero lumbreras”. Pensó Eric, de repente hastiado del momento.
Entonces el chico marcó un ritmo infernal, en su culo y en su polla, y Eric se
olvidó de todo, perdido completamente en el gozo. Se corrió con un gran gemido.
****
Mientras
salía del local Eric se colocó el gorro de lana negro en la cabeza, levantó la
vista y observó cómo se formaban nubes de vaho al salir el cálido aliento de su
boca. Hacía demasiado frio en la calle a las tres de la mañana, pensó. Parado
en frente de la puerta del local nocturno, metió las manos en los bolsillos de
su abrigo negro para buscar las llaves de su coche, las encontró y caminó a
paso ligero intentando deshacerse de los escalofríos que recorrían su cuerpo,
al ir perdiendo parte del calor que había conseguido gracias al ejercicio extra
en el cuarto oscuro del local. Según se acercaba abrió el cierre automático del
coche y enseguida se metió dentro, agradecido por resguardarse del frio. ¡Dios!
Estaba deseando que llegara el verano.
Encendió
el motor y puso la calefacción para intentar quitar la fina capa de escarcha
que se había formado en el parabrisas, antes de ponerse en marcha. Suspirando
apoyó la cabeza en el respaldo del asiento del coche. “seguro que Drew ya ha
llegado” pensó. Era tarde y según le había dicho su madre el vuelo de su
hermanastro llegaría sobre la media noche. Eric se había asegurado de no estar
allí cuando Drew llegara. Hacía ya más de un año que no se veían. Las cosas
eran un poco tensas en casa cuando venía Drew, y no precisamente por sus
constantes peleas y puyas. Algo había pasado hacía tres años entre Jason, el
padre de Drew y éste. Poco antes de que Drew terminara la carrera de
arquitectura las cosas se enrarecieron entre padre e hijo sin razón aparente.
Se trataban como extraños aunque trabajaran juntos en algunos proyectos y ni su
madre, Kate, pudo decirle qué era lo que había pasado.
Más
sorprendente aún fue cuando Drew anunció que se mudaba a San Francisco y que no
trabajaría en el despecho de arquitectura con su padre. Él había decidido
cambiar de rumbo completamente y aprovechar su talento como dibujante para
comenzar una nueva profesión, había comprado un local en la ciudad y abierto un
estudio de tatuajes. Decir que todos en la casa se quedaron sorprendidos es
decir poco. El temperamento de Jason era legendario. En este caso no fue menos.
La explosión se dio en el despacho que Jason tenía en casa, no duró mucho, solo
se escucharon algunas voces apagadas, seguido por una acalorada discusión, para
terminar en un portazo definitivo cuando Drew salió del despacho, al parecer
con todos los puntos claros con respecto al asunto. Eric no sabía qué había
causado la decisión de su hermanastro de no continuar su trabajo junto a su
padre, y si su madre sabía algo nunca le dijo nada. Lo cierto era que en menos
de una semana Drew voló hasta San Francisco para comenzar una nueva vida allí,
totalmente diferente a lo que sus padres tenían preparado para él. Las cosas
estuvieron tensas durante un par de años hasta que Kate medió entre padre e
hijo para que, por lo menos, fueran civilizados entre ellos y consintieran
estar en la misma habitación sin pelearse. Sobre todo esto ocurrió en beneficio
de su madre ya que ella deseaba con todo su corazón tener de nuevo a todos
juntos y compartir todos los momentos familiares posibles. Y así, llegaron
estas fiestas navideñas, Eric deseaba que pasaran pronto, ya que su madre no
tenía que lidiar solo con el carácter entre padre e hijo. Eric hacía todo lo
posible para que no se notara su inadecuada fijación por su hermanastro y Drew
se lo ponía muy fácil. Ellos rara vez se habían llevado bien. Cuando los padres
de Eric Y Drew se casaron, ellos tenían once y quince años respectivamente.
Aparentemente una diferencia de edad insalvable en lo que concernía a Drew.
Eric enseguida se ilusionó con la perspectiva de tener un hermano mayor que él,
pero la idea de tener un hermano pequeño todo el día pegado a los talones no le
hizo demasiada gracia a Drew. Todo lo que intentaba Eric para acercarse al
adolescente solo parecía servir para molestar más a Drew. Eric no sabía exactamente
cuando había comenzado su enamoramiento fraternal. Seguramente parecía extraño
viendo que la relación entre ellos no era muy buena pero Eric, realmente,
admiraba a su hermanastro y su madre siempre mediaba entre ellos para que las
cosas no fueran a más.
Descubrir
que era gay y que estaba enamorado de Drew fue todo en uno, lógicamente. Al
principio era su gran secreto y colmaba sus noches de fantasías adolescentes
para desahogar sus frustraciones sexuales, debido a su estúpido enamoramiento.
Cuando pasaron los años y se dio cuenta que ese sentimiento no era pasajero,
las cosas se empezaron a complicar y realmente se dio cuenta de todo lo que
implicaba esto, para él y para su familia, y en cómo salir de este amor
unilateral totalmente absurdo sin quedar dañado en el proceso.
Eric
se incorporó y pasó un trapo por el parabrisas para ayudar a la calefacción,
cuando estuvo satisfecho puso rumbo a casa con un nudo de aprensión en el
estómago. Hacía muchos meses que no se veían y sus encuentros siempre eran tensos.
Su relación había llegado a un punto en el que discutían por nada, cualquier
excusa era buena. Realmente había hecho un gran trabajo a la hora de disimular
su amor por Drew.
****
Al
llegar a casa aparcó el coche en el garaje, en su plaza designada. Ellos vivían
en una preciosa casa totalmente diseñada por Jason. Eric admiraba con gran
fervor el trabajo de su padrastro, en el diseño y en todo lo concerniente a los
planteamientos que desarrollaba Jason a la hora de utilizar materiales de
construcción y en su filosofía de arquitectura sostenible y ecológica. Su casa
estaba diseñada bajo esos parámetros y realmente la adoraba. La echaría de
menos el día en que tuviera que dejar de vivir allí.
Salió
del coche y accedió a la casa por la puerta del garaje. Subiendo unos cuantos
escalones pasó a la estancia principal, donde se distribuían distintos espacios
para el salón, el comedor y un rincón de lectura y relax. La casa estaba
totalmente a escuras excepto por la tenue luz que se encendió automáticamente
para poder ver algo en la oscuridad. No se oía ningún ruido, lógico sabiendo
que eran algo más de las cuatro de la mañana. Mientras colgaba su ropa de
abrigo en el armario, Eric se dio cuenta que aunque estaba algo cansado no
tenía ni pinta de sueño. La idea de ver a Drew por la mañana lo tenía
desvelado. Mientras pasaba por el distribuidor para acceder a las escaleras que
llevaban a la segunda planta donde estaba los dormitorios, decidió que se daría
una ducha y bajaría a comer algo. Prefería relajarse escuchando algo de música
en el salón que intentar dormir en su cama dando vuelta tras vuelta.
El
dormitorio de sus padres era el último subiendo las escaleras, contaba con baño
propio y estaba orientado al sur como los otros dormitorios, el de Drew era el
siguiente, su cuarto era el primero de todos y entre este y el cuarto de Drew
había un baño que compartía con su hermanastro. Entró a su dormitorio
quitándose la camiseta. Su cuarto era sencillo, y la mayoría de la iluminación
eran luces led estratégicamente colocadas para dar mayor rendimiento. Tenía un
gran armario empotrado, una cómoda, y una cama de tatami, muy sencilla, a
conjunto con una pequeña mesilla. Lo prefería así, el dormitorio solo lo
utilizaba para dormir. Le gustaba que fuera luminoso y
austero, si es que se podía llamar así a los caros muebles, que aunque
sencillos eran bastante costosos.
Se
quitó también los zapatos y los calcetines y se quedó solo con los vaqueros de
cintura baja. Se dirigió al cuarto de baño intentando hacer el menor ruido posible.
Se dio cuenta que realmente necesitaba una ducha, el agua caliente le ayudaría
a relajarse y quería quitarse el olor a colonia ajena que le había dejado el
chico del club. No se sentía cómodo. Mientras encendía la ducha y dejaba que se
calentara algo el agua se miró en el espejo de cuerpo entero que cubría una de
las paredes del amplio baño. Tenía cara de
cansado…aunque no tenía ni pizca de sueño. Se restregó la cara con las
manos y se retiró el pelo de la cara. Su pelo era negro y lo llevaba algo largo
por arriba y recortado por atrás, sin cubrirle las orejas, solo dejaba que
algún mechón callera sobre su frente. No le gustaba el pelo largo en los
chicos, ni para él, ni para sus ligues. Era bastante alto, un metro setenta y
nueve, sus ojos eran marrones, sin más y su cuerpo estaba en forma, pero no era
ni fuerte ni delgado, lo tenía a tono porque le gustaba correr y de vez en
cuando hacer boxeo, también le gustaba mucho bailar, la
otra forma divertida, además del sexo, con la que una persona puede ponerse a
punto y no morir de aburrimiento en el intento. Por un momento se quedó
mirando su reflejo en el espejo. Sus ojos no solo lo veían a él, en su
imaginación se superponía la imagen de su hermanastro. Irónicamente ellos dos
se parecían bastante físicamente, si nadie lo decía la gente pensaba que eran
hermanos de verdad. Drew medía unos ocho centímetros más que él, tenía una complexión fuerte, alargada, con brazos y piernas
estilizadas y espaldas poderosas, no estaba muy musculado como esos tipos de
los gimnasios, pero se mantenía en forma y tenía el cuerpo muy definido. Según
la libido de Eric era magnífico. Además había más diferencias con respecto
a Eric, Drew realmente era guapo, sus ojos eran
simplemente verdes pero era la expresión
de sus rasgos lo que les daba carácter, Drew tenía ojos de sueño…muy
sensuales… Eric tenía debilidad por esos ojos. Además su pelo era castaño
oscuro, no negro como el de Eric y la última vez que lo había visto tenía un
corte de pelo bastante extremo, rapado muy corto, que por otro lado le quedaba
muy bien.
Eric
se terminó de desnudar y se metió con gusto debajo de la ducha caliente, suspiró feliz cuando los chorros empezaron a empapar
su cuerpo, moviendo la cabeza se humedeció bien el pelo para darse una rápida
lavada. El olor del champú inundó el cubículo y se dio cuenta con excitación
que era el champú de Drew. Que extraño reconocer de esa manera su olor, era muy
familiar para él, su hermanastro siempre usaba la misma marca de champú, igual
que otras cosas de su vida diaria, Drew era una persona de costumbres.
Se
enjuagó rápido la cabeza y pasó a lavarse rápidamente el cuerpo, se frotó
arriba y abajo con vigor, queriendo salir cuanto antes de la ducha. Se pasó la
mano por sus genitales, tenía una media erección y
estaba tentado de darse un buen meneo, se acarició unas cuantas veces,
frotando la cabeza de su polla y siseando entre los dientes, echó su otra mano
atrás y separó sus nalgas para poder tocar su agujero, estaba un poco dolorido
por la follada de anoche, se relajó y con cuidado frotó dos dedos hasta
introducirlos por el caliente pasaje, con poco más que eso y el aroma de Drew,
Eric solo necesitó unas cuantas sacudidas más para correrse. Gimió silenciosamente, mientras todo su cuerpo se sacudía
por el rápido orgasmo, mientras se acariciaba suavemente la polla para
deshacerse de los restos del semen, suspiró más relajado ahora que hace unos minutos. Si con solo su olor embotellado
se ponía así, no quería ni pensar en cómo se sentiría delante de él después de
tantos meses sin verlo. Salió de la ducha, se secó lo mejor que pudo con una
toalla y se la anudó después en la cintura, con otra toalla más pequeña se secó
el pelo con vigor, dejó la ropa sucia en el cubo de ropa para lavar y salió
descalzo y con mucho cuidado Hacia su habitación. Dejó caer al suelo las
toallas y buscó en la cómoda una camiseta y un pantalón de pijama para estar
más cómodo. Eligió una camiseta negra que decía “soy el mejor, y qué” en letras
verdes fosforito y un pantalón de pijama negro con cuadritos blancos, mientras
se ataba el cordón del pantalón se puso sus zapatillas de andar por casa y
caminó hacia las escaleras. Decidió que tenía más hambre que otra cosa. Antes
de entrar a la cocina pasó por el armario de la entrada para recoger del
bolsillo de su abrigo su Iphone, comprobó sus mensajes y llamadas perdidas.
Sonrío al ver un toque y un mensaje de Sarah, se fijó en la hora y comprobó que
lo había recibido a las cuatro y media, hacía quince minutos. Sarah era una de
sus mejores amigas y hoy tocaba salida con sus compañeras de trabajo, salían
una vez al mes y se desfogaban todo lo posible para desquitarse de la sequía de
alcohol y tíos que pasaban durante el resto del mes, casi todas eran profesoras
de primaria…una juerga.
El
mensaje decía: “stoy muert. Dond
ands? Lo psast bn? Llegó Drew? Mñna hablms.”
Mientras
lo leía Eric entró en la cocina a oscuras, un poco de luz natural entraba por
el ventanal que estaba en el desayunador y que daba al patio de atrás, con eso
le bastaba. Dejó por un momento el teléfono en la encimera y concentró toda su
atención en lo que había dentro de la nevera. Después de pensarlo unos minutos
y descartar algunos alimentos se decidió por un buen vaso de leche fresca y
unas galletas con chispas de chocolate, sus favoritas. Se sentó tranquilo en el
taburete en frente de la encimera después de haberse servido y comió su
tentempié mientras pensaba en sus cosas. Tenía que ayudar a Jason con uno de
sus proyectos, era algo importante y le estaba llevando mucho tiempo, pero
estaba satisfecho con su trabajo, y su padrastro también, solo quedaban unos
días para la entrega final, antes del día de navidad y estaba algo apurado, el
trabajo era duro pero muy satisfactorio. Cuando Drew decidió dejar la
arquitectura fue un shock para Eric, no solo por lo inesperado y porque él
adoraba ser arquitecto, sino porque siempre tuvo a su hermanastro como ejemplo
y meta a superar, su sueño había sido poder trabajar con él en muchos
proyectos. Todo eso le trajo mucha amargura y tuvo que
pasar algún tiempo antes de poder aceptar la decisión de Drew, las
peleas entre los dos aumentaron por este motivo, aunque nadie sabía lo
decepciónate que había sido para Eric que Drew lo dejara todo por irse tan
lejos de ellos y cambiar su vida radicalmente.
Apartó
esos pensamientos de la cabeza y recogió todo lo que había ensuciado para
meterlo en el lavavajillas vacio. Al
salir de la cocina enganchó su Iphone de la encimera. Era muy temprano, casi
las cinco de la mañana, quizás no debería pero necesitaba hablar con alguien y
probablemente Sarah aun no estaría dormida. Pasó al salón y mientras se
estiraba en el sofá colocando un enorme cojín bajo su cabeza, encendió el
equipo de música con el pequeño mando y bajó el volumen. Las notas sonaron y la
clara voz de Adele, se escuchó nítidamente. Suspiró relajado y cogió el
teléfono para marcar el número de Sarah. Sonrió con diversión cuando con los
tonos de llamada escuchó la canción; I'm
Sexy And I Know It